jueves, 7 de febrero de 2013

LOBOS Y GANADERÍA. UNA SOLUCIÓN POSIBLE

Este tema genera una fuerte polémica y no parece que se alcance en ningún momento un consenso que satisfaga a los diferentes sectores de la sociedad. Este consenso es necesario para que una vez trasladado a la administración competente, ésta pueda elaborar un plan que desarrolle ese acuerdo.

Dicho esto creo que hay que hacer los máximos esfuerzos por lograr ese objetivo. Y con las líneas que siguen, intentaré dar ideas de cómo se puede enfocar el tema, para luego darle forma y contenido definitivos.

Los ganaderos en general, dicen que no quieren que se extermine al lobo, que lo único que piden es poder criar su ganado sin que los lobos se lo maten. Pues, si esto es así, ya tenemos el primer paso y a su vez ya sabemos a donde hay que dirigir los esfuerzos, a que los lobos puedan seguir viviendo y a su vez que los ganaderos no sufran los ataques a su ganado de este animal.

Ahora viene la pregunta de si esto es posible o no. Y por supuesto que la respuesta es que si. Lógicamente asumiendo que la desaparición total y absoluta de ataques al ganado es algo IMPOSIBLE, pero que quedarían minimizados a la categoría de anecdóticos. Y como es lógico las pérdidas de ganado que se produzcan por este motivo, han de ser indemnizadas en tiempo y forma adecuados.
Lo que sigue es el ¿cómo? lograr esa coexistencia. Precisamente lo más difícil, por cuanto que el territorio asturiano es diverso y las circunstancias varias de manejo y clase de ganado lo dificultan aún más. Pero la respuesta es sencilla, VIGILANCIA del ganado. La aplicación de esa vigilancia es lo más complicado y se puede decir que ahí radica el quid de la cuestión. Aquí es donde hay que buscar opciones posibles y lo más probable es que sea la aplicación de varias en conjunto y seguramente también distintas según zonas y casos más específicos.
Por el momento una opción que sin duda puede servir para muchos casos, son los perros mastines. Se ha hablado de todo respecto a esta opción, pero hay que decir que para que sea una opción válida se deben de tener en cuenta algunas premisas como pueden ser el número de perros según el número y clase de cabezas de ganado, que por pequeño que sea dicho rebaño, nunca puede haber menos de dos perros y entre los cuales al menos debe de haber un 50% de hembras. A lo que hay que añadir que dichos perros deben ser tratados tan bien o mejor que el mejor animal de la ganadería, es decir su cuidado ha de ser exquisito.
Sin duda puede haber más opciones y ya digo que hay que buscarlas y ver su viabilidad, pero la que no tiene contestación posible en cuanto a ser la más fiable, es la presencia humana con los rebaños. Y por mucho que se diga es la que el hombre siempre ha practicado desde que cría ganado. Aquí ya empiezan a surgir mil y un impedimentos, que si quien puede estar continuamente con el ganado en el monte, que si de donde se saca el tiempo… Pues hay que encontrar fórmulas para que alguien quiera hacer esta labor y por supuesto le sea remunerada de alguna manera. Gente hay suficiente si las condiciones se adecuan a las necesidades. Solo se trata de poner todos los ingredientes en el tubo de ensayo y agitarlo para que resulte esa fórmula.
Antaño y durante muchísimo tiempo, en casi todos los pueblos existía una forma de manejo peculiar que consistía en que por turnos y según el número de cabezas de ganado de cada propietario, se establecían unos turnos para ir con todo el ganado del pueblo al monte y cuidarlo. Esto permitía compaginar las labores cotidianas que se debían hacer en los pueblos y zonas bajas, con tener el ganado protegido frente a lobos u otros animales, a la vez que se dispensaban otros cuidados que pudiesen necesitar de forma adicional. Hoy en día la desestabilización del mundo rural, hace que muchos vecinos no tengan ganado y que los que lo tienen sea en un número muy superior al de antaño. Eso repercute a su vez en el individualismo y la muerte de los intereses comunes. Sin embargo precisamente por eso, crear grupos con intereses comunes y repartir tareas es algo básico para poder realizar esa tarea de vigilancia. En muchos casos con eso sería suficiente y en algún otro caso habría que acudir al “contrato” de algún “empleado”, que podría perfectamente tener una remuneración cuya financiación habría que hilvanar muy bien, para que no sea un agravante al ganadero pero que tampoco le sea un regalo que no conlleve un cumplimiento de unas condiciones pactadas y recogidas legalmente en el plan de gestión del lobo. Es decir, se pueden facilitar las cosas al ganadero, siempre y cuando esté dispuesto a poner de su parte. Al fin y al cabo su ganado es eso, su ganado, o sea es él su propietario y es por tanto su responsabilidad.